La mayoría de vosotros/as conoceréis la película Gravity, del director Alfonso Cuarón, por la cual se llevó el Oscar 2014 a Mejor Director. En la misma la mayor preocupación de la protagonista es una gran ola de residuos espaciales que orbita a gran velocidad alrededor de nuestro planeta. Si recibiera el impacto de alguno de ellos supondría su fin. Pues bien, esa ola de la que escribo recibe el nombre de basura espacial, y se compone de cosas tan variadas como grandes restos de cohetes y viejos satélites, restos de explosiones o restos de componentes de cohetes como polvo y pequeñas partículas de pintura.
La basura espacial se ha convertido en una preocupación cada vez mayor en los últimos años, puesto que las colisiones a velocidades orbitales pueden ser altamente perjudiciales para los satélites en funcionamiento (más de cinco mil se encuentran amenazados), y pueden también producir aún más basura espacial en un proceso llamado Síndrome de Kessler. La Estación Espacial Internacional está blindada para atenuar los daños debidos a este peligro, pero no somos pocos/as los/as que nos preguntamos si soportaría la colisión de un enorme cohete a esa gran velocidad.
Según el doctor Walter Flury, experto en basura espacial de la Agencia Espacial Europea, la composición de los objetos espaciales que orbitan la Tierra es aproximadamente la siguiente: naves operativas (7%), naves obsoletas (22%), restos de cohetes (17%), objetos relacionados con las misiones (13%) y otros fragmentos (41%). Tras observar estos datos creo sinceramente que podemos hacernos una idea de la cantidad de desperdicios que existen allí arriba. Todo un ejemplo de la insostenibilidad que acompaña a la condición humana.
Entre las diferentes medidas que se están comenzando a tomar para evitar riesgos se encuentra el estudio y media de objetos mediante radar, el intento de reducir el número de objetos que puedan convertirse en basura espacial y el establecimiento de acuerdos internacionales para evitar el envío de material innecesario al espacio. Incluso se ha llegado a pensar en la posibilidad de crear recogedores de basura espacial, pero ello sería mucho más costoso que las propias expediciones y, además, muy poco efectivo por el hecho de no poder reunirla así como así.
Por suerte la basura espacial no perjudica a la Naturaleza, pero sin duda en un futuro próximo perjudicará a nuestras comunicaciones. Algo bastante preocupante desde un punto de vista social.
QUE BUEN BLOG. LAS IMÁGENES VALEN MAS QUE CIEN PALABRAS, es deber de los fabricantes ver como recogen y nadie como ellos para saber como reciclar y destruir adecuadamente sus componentes y partes tóxicas. mgonzalez42@misena.edu.co Gracias.
ResponderEliminarQue bien...