Hace unos días tuve la oportunidad de ver la secuela del conocido documental Comprar, tirar, comprar. En el mismo se trataba de la obsolescencia programada, es decir, de la vida útil del material electrónico que la población adquiere. En este nuevo se aborda el complejo tema de los residuos electrónicos y a dónde van a parar una vez nos deshacemos de ellos.
La tragedia electrónica explica que es sobre todo a países como Ghana y Nigeria (África) donde van a parar dichos residuos, generando unos enormes vertederos comprobables en el vídeo. Y es que queda demostrada la amplia intervención de las mafias dentro de este negocio que mueve más dinero a nivel mundial que el propio narcotráfico. Para hacer comprender mejor esta afirmación hay que tener en cuenta que dos tercios de los residuos electrónicos generados no llegan jamás a una planta de reciclaje (por ejemplo, solo el 1% de los teléfonos móviles se recicla), y eso que en la Unión Europea (UE) se recaudan más de cuatro mil millones de euros anualmente a través de un canon que pagan todos/as los/as consumidores/as a la hora de adquirir un nuevo producto electrónico con el fin de que, al final de su vida útil, el mismo pueda ser reciclado debida y legalmente.
Uno de los motivos que se ofrecen en este documental con el fin de arrojar algo de luz sobre esta incoherencia son los numerosos robos que sufren los Puntos Limpios, pero ello no justifica que Estados Unidos (EEUU), siendo el mayor generador de residuos electrónicos del planeta, aún no haya ratificado la Convención de Basilea que se llevó a cabo en el pasado año 1989 (junto con Haití son los únicos dos países que aún no lo han hecho) y en la que se exigía que los residuos electrónicos se deberían de reciclar en el mismo país en el que se procedió a su venta.
Como tampoco quiero desvelaros más contenido del documental, a continuación lo adjunto para que vosotros/as mismos/as podáis informaros.
Y, para quien le interese, aquí también os dejo su correspondiente ficha en FilmAffinity.
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