Artículo publicado por Weils en Basket Coaching el pasado día 22/12/2015.
Para un servidor, el título de esta entrada engloba a los
dos temas que actualmente ocupan mayoritariamente mi pensamiento. Y, al final,
uno se termina preguntando: ¿no tendrán algo en común el uno con el otro?
Todo ello reside en los valores que el deporte puede
llegar a transmitir, sobre todo en nuestras edades más tempranas. El juego en
equipo y el respeto por el contrario significan a su vez el respeto por el
medio. Concretamente, en el baloncesto es necesaria una responsabilidad y una
concentración que cuesta que vayan a desaparecer una vez deja de practicarse, y
que también podrá aplicarse tanto en nuestro ámbito laboral como personal.
Este deporte nació como una respuesta ante la necesidad
de realizar alguna actividad deportiva durante el invierno. James Naismith, su
creador, era profesor de Educación Física, y no dudo que transmitió a sus
alumnos dichos principios. Como resultado, obtuvo salud, ocio y madurez.
Por otro lado, el movimiento ecologista nació de la mano
de Rachel Carson una vez escribió su libro ‘Primavera silenciosa’. La
protección del Medio Ambiente se hizo más intensa a la vez que causábamos más
perjuicios sobre el mismo (es decir, durante la segunda mitad del pasado siglo
XX). Ya existen diferentes organizaciones medioambientales, como son WWF,
Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, SEO/Birdlife y un largo
etcétera que preservan los verdaderos valores intentando (a veces de manera
fallida) que no caigan en el oportunismo. Luchando por la salud de la
Naturaleza, y por tanto también por la de todos/as nosotros/as.
Y es de la salud de lo último que quería hablar. Que el
Medio Ambiente y el deporte afectan directamente sobre la misma no ha de
sorprender a nadie. Por tanto, siendo tan evidente, considero que deberíamos de
sentir algo parecido por ambos temas.
Cuidemos al baloncesto y al Medio Ambiente por igual.
Ese es mi mensaje.
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