jueves, 9 de junio de 2011

Fracaso programado

Cada año, en los países en vías de desarrollo nacen algo más de 20 millones de niños con insuficiencia de peso. El crecimiento de uno de cada tres de esos niños se ve alterado a causa de la subalimentación crónica, y los daños infligidos se consideran irreversibles.

Entre las causas naturales del problema las sequías ocupan el primer lugar, pues un acceso adecuado al agua incrementaría los rendimientos agrícolas y permitiría a las poblaciones mejorar su alimentación. Otras razones, como las inundaciones, las heladas o las plagas de langostas inciden también en esta situación. Pero las causas humanas (conflictos, desplazamientos poblacionales o decisiones económicas) intervienen cada vez más, y originaron algo más del 35% de las emergencias alimentarias en el pasado año 2004, contra el 15% en 1992.

En materia económica, las orientaciones neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, con el consentimiento de los Gobiernos locales, tienen un enorme peso en el aumento de la inseguridad alimentaria al exigir la eliminación de los subsidios a los productos de primera necesidad y destinar prioritariamente las riquezas producidas al pago de la deuda externa.

Pero los problemas no se quedan ahí. La propagación del SIDA es también un factor determinante. En África Austral, al menos una de cada cinco personas que trabajan en el sector agrícola morirá antes del próximo año 2020, lo que amenaza seriamente el acceso a la alimentación de los habitantes de la región.



En 2002 había 852 millones de personas subalimentadas en todo el mundo. En un quinquenio la cifra había crecido a razón de 4 millones por año. Sin un cambio radical de rumbo no se alcanzará el primer objetivo del milenio: reducir a la mitad la proporción de la población que sufre de hambre entre los años 1990 y 2015. Las razones de este fracaso programado son conocidas.
 

1 comentario:

  1. Recuerdo el revuelo que se armó con esa imagen. El fotografo se suicidó debido a la presión mediatica. Le acusaban de haber fotografiado al niño y haberlo dejado morir, esperando que el animalillo se alimentase. La realidad es que el niño estaba en un campamento de refugiados, y se había alejado de la zona donde estaban los demás. Aún así la pasividad e indiferencia respecto al tema, es cuanto menos preocupante, a la par que triste.

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