domingo, 27 de noviembre de 2011

Hablando de nuevo de transgénicos

En el número de noviembre del 2011 del periódico anarquista TODO POR HACER publicaron un artículo muy interesante en referencia a los transgénicos. Queremos copiarlo con el fin de difundir lo que en él cuenta:

El desarrollo de las técnicas de cultivo in vitro y, posteriormente, la producción de plantas transgénicas supuso y supone un importante avance respecto a prácticas de selección de las variedades más provechosas para el cultivo y con las características más deseadas (por ejemplo la mayor producción o la mayor resistencia a las plagas) ya desarrolladas en el Neolítico, o respecto al desarrollo de fertilizantes químicos y pesticidas. Decimos avance, tecnológicamente hablando, lo cual no implica necesariamente que sea mejor desde nuestro punto de vista.


La Biotecnología Vegetal utiliza una combinación de técnicas de cultivo in vitro y de ingeniería genética para obtener plantas con una información genética modificada (transgénicas). El objetivo final es introducir ciertos genes externos en la planta que le proporcionarán unas características especiales.

Al principio nos vendieron los transgénicos como la solución al hambre en el mundo, pero la producción de plantas transgénicas conlleva unos riesgos inevitables que han sido muy debatidos en los últimos años.


Uno de los riesgos ecológicos más debatidos es la posibilidad de que los genes insertados en una planta transgénica le de una superioridad sobre las plantas existentes, y puedan desplazar a su flora natural. Por seguridad, el control de las plantas transgénicas tendría que ser muy grande hasta conocer con exactitud todas las características que los nuevos genes han provocado en la planta. Asimismo, también es importante tener en cuenta la posibilidad, demostrada en muchos casos, de que estos genes puedan cruzarse con otra planta y la combinación de ellos pueda crear alguno de estos problemas.


Otro de los riesgos está relacionado con las plantas transgénicas aplicadas a la agricultura. Es muy importante conocer el efecto que las nuevas características genéticas pueden provocar en la nutrición animal o humana. Este problema es algo que no se puede resolver con un simple estudio estadístico de una población (casi siempre mal seleccionada) correspondiente a una o a dos generaciones. Afortunadamente, aunque cada vez menos, la Unión Europea es muy restrictiva en este aspecto, cosa que no nos permite conciliar mejor el sueño.



La triste realidad es que la producción de transgénicos no soluciona problema alguno, sino que solo está engordando el bolsillo de determinadas empresas y deteriorando aun más el Medio Ambiente. Acabar con el hambre, aumentar la producción o mejorar la calidad son ya promesas olvidadas, pues las plantas transgénicas tienen básicamente dos modificaciones: resistencia a herbicidas y a plagas, y, como varios estudios demuestran, ni para eso sirven unas malas hierbas que siempre acaban desarrollando también tolerancia a dichos herbicidas.

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