viernes, 5 de abril de 2013

La contaminación de nuestra salud

Aunque mucha gente no lo sepa, la contaminación ambiental (y no solo la ambiental) perjudica gravemente a nuestra salud y a la de todas las personas que nos rodean. Hasta el punto de que hace pocos días la revista GEO preparó un artículo en donde afirmaba que vivir en la ciudad incrementaba hasta en un 40% las posibilidades de contraer cáncer frente a vivir rodeado de la Naturaleza.
 
 
La contaminación del aire ha sido un problema de salud pública desde el descubrimiento del fuego. En la antigüedad las personas encendían fogatas en sus cuevas y cabañas, y frecuentemente contaminaban el aire con humo nocivo. El filósofo romano Séneca escribió sobre el "aire cargado de Roma" en el año 61 a. C., y en el siglo XI se prohibió la quema de carbón en Londres.
 
El origen de nuestros problemas modernos de contaminación del aire puede remontarse a la Inglaterra del siglo XVIII y al nacimiento de la revolución industrial. La industrialización comenzó a reemplazar las actividades agrícolas y las poblaciones se desplazaron del campo a la ciudad. Las fábricas, para producir, requerían energía mediante la quema de combustibles fósiles, tales como el carbón y el petróleo. Desde 1957, y a raíz de una conferencia en Milán sobre los aspectos de salud pública relacionados con la contaminación del aire en Europa, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha preocupado por este tema, especialmente por sus efectos sobre la salud. A continuación los explico:
 
 
La contaminación del aire tiene un efecto directo sobre la salud humana. En casos extremos ha causado muertes como resultado de la combinación de características geográficas inusuales con factores climáticos. La exposición a contaminantes del aire puede causar efectos agudos (a corto plazo) y crónicos (a largo plazo). Normalmente los efectos agudos son inmediatos y reversibles cuando cesa la exposición al contaminante, siendo los más comunes la irritación de los ojos, el dolor de cabeza y las náuseas. A veces los efectos crónicos tardan en manifestarse, duran indefinidamente y tienden a ser irreversibles. Incluyen la disminución de la capacidad pulmonar y el cáncer debido a un prolongado período de exposición a contaminantes del aire. Aunque los contaminantes pueden afectar a la piel, a los ojos y a otros sistemas del cuerpo, el principal perjudicado es el sistema respiratorio.
 
La contaminación del aire ocurre tanto en exteriores (ambiental) como en interiores. Los efectos de la contaminación del aire sobre la salud varían enormemente de persona en persona. Los más afectados son los ancianos, los lactantes, las mujeres embarazadas y los enfermos crónicos del pulmón y del corazón. Las personas que hacen ejercicio al aire libre también son propensas, pues respiran más rápida y profundamente, lo que permite el acceso de más agentes contaminantes a los pulmones. Los/as corredores/as y los/as ciclistas que se ejercitan en áreas de gran tránsito pueden estar causándose más perjuicio que beneficio.
 
Esto último puede resultar paradójico cuando pensamos que la contaminación ambiental es realmente producida por el ser humano, y a la vez es uno de los más perjudicados por la misma. Creo que, pensando en nosotros/as y no solo en la Naturaleza, los factores indicados anteriormente son lo suficientemente razonables como para actuar. Es tu salud, es mi salud.
 

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