Según la División de Población de las Naciones Unidas, la población humana del mundo alcanzó los 7.000 millones de habitantes el 31 de octubre del pasado año 2011. Como siempre sucede cuando llegamos a un hito, esto generó un aumento repentino de conferencias, seminarios y artículos eruditos, incluyendo las habituales predicciones malthusianas nefastas. Después de todo, las Naciones Unidas predicen que la población mundial llegará a 9.300 millones en 2050 y superará los 10.000 millones para finales de este siglo.
La mayoría de los países realizaron sus censos nacionales de población el año pasado, y los datos sugieren que las tasas de fertilidad se están desmoronando en la mayoría de ellos. Las tasas de natalidad han sido bajas en los países desarrollados durante algún tiempo, pero ahora están cayendo rápidamente en la mayoría de los países en desarrollo. Los chinos, los rusos y los brasileños ya no se están reemplazando, mientras que los indios están teniendo cada vez menos hijos. De hecho, la fertilidad global caerá a la tasa de reemplazo en poco más de una década. La población puede seguir creciendo hasta mediados de siglo, debido a la creciente longevidad, pero, en términos reproductivos, nuestra especie ya no debería expandirse.
Existe un factor adicional que podría reducir las futuras tasas de natalidad en China y en la India. El censo chino sugiere que nacen 118'6 niños por cada 100 niñas. De la misma manera, la India tiene un ratio de género en el nacimiento de aproximadamente 110 niños por cada 100 niñas, con amplias variaciones regionales. Comparemos esto con la relación natural de 105 niños por cada 100 niñas. Normalmente se atribuye la brecha a una preferencia cultural por los niños, lo que terminará afectando a ambas poblaciones.
Estos cambios tienen importantes implicancias para la oferta de trabajo global. China está envejeciendo muy rápidamente, y su población en edad de trabajar empezará a achicarse en pocos años. Relajar la política de un solo hijo podría tener algún impacto positivo en el largo plazo, pero China ya ha pasado el punto de inflexión, y llegó allí como resultado del efecto combinado del desequilibrio de género y una estructura de edad muy sesgada.
La cantidad de mujeres en edad de dar a luz (15-49 años) en China caerá en un 8% entre 2010 y 2020, otro 10% en la década de 2020 y, si no se corrige, a un ritmo incluso más rápido después. En consecuencia, China tendrá que retirar una proporción mayor de su fuerza laboral femenina para abocarla a la reproducción y al cuidado infantil.
Mientras tanto, la fuerza laboral alcanzó un pico o está a punto de hacerlo en la mayoría de las economías importantes. Alemania, Japón y Rusia ya tienen fuerzas laborales en caída. Estados Unidos es uno de los poquísimos países avanzados con una creciente fuerza laboral, debido a su relativa apertura a la inmigración. Pero esto puede cambiar conforme los países de origen se vuelvan más ricos y sufran rápidas caídas de las tasas de natalidad. En consecuencia, muchos países desarrollados tendrán que analizar cómo mantener a la gente trabajando de manera productiva hasta bien avanzados sus 70 años.
En vista de todo esto, sí es probable que la población mundial alcance un pico de 9.000 millones en los años 2050, medio siglo antes de lo que normalmente se anticipaba, seguido de una marcada caída. Podría decirse que es algo bueno, dada la capacidad de aforo limitada del planeta.
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