lunes, 22 de agosto de 2011

El mito de la máquina

En su obra titulada Técnica y evolución humana, el escritor Lewis Mumford dice lo siguiente:

Todo el mundo reconoce que en el último siglo hemos sido testigos de las transformaciones radicales en el entorno humano, debidas en no poca medida al impacto de las ciencias matemáticas y físicas sobre la tecnología. Este desplazamiento de la técnica empírica, basada en la tradición, hacia una modalidad experimental ha abierto nuevos horizontes, como los de la energía nuclear, el transporte supersónico, la cibernética y la comunicación instantánea a enormes distancias. Desde la época de las pirámides nunca se habían consumado cambios físicos tan inmensos en un tiempo tan breve. Estos cambios, a su vez, han producido notables alteraciones en la personalidad humana, y si el proceso sigue adelante, con furia incólume y sin corregir, nos aguardan transformaciones más radicales todavía.

De acuerdo con el panorama habitualmente aceptado de la relación entre el hombre y la técnica, nuestra época está pasando del estado primigenio del hombre, marcado por la invención de armas y herramientas con el fin de dominar las fuerzas de la naturaleza, a una condición radicalmente diferente, en la que no solo habrá conquistado la naturaleza, sino que se habrá separado todo lo posible del hábitat orgánico.

Una vez leídos estos dos párrafos nos preguntamos seriamente sobre si los avances tecnológicos no están llegando demasiado lejos, y si pueden tener un grave carácter contraproducente en la Naturaleza.

Quizá se debería de controlar la fabricación de productos innecesarios, creados por y para el capricho de un puñado de gente irresponsable. Quizá debamos de acabar ya con la obsolescencia programada.


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