domingo, 11 de agosto de 2013

Playa o montaña

Una pregunta común antes de marcharnos de vacaciones suele ser qué preferimos: playa o montaña. Debido a mi experiencia realizando dicha pregunta he podido comprobar que un alto porcentaje de los/as receptores/as suelen elegir la playa. De hecho yo, al escribir estas líneas, puedo verla desde mi terraza en Calpe (Alicante). Pero, ¿qué tipo de impulso nos llevará a elegirla por delante de la montaña?
 
 
La playa, queridos/as amigos/as, en esta época del año es cuando más deteriorada se presenta. Sobre todo en las costas del mar Mediterráneo las playas están masificadas, con el impacto ambiental que todo ello implica (tanto acústico como por los diferentes residuos que generamos). Ayer mismo, paseando por la orilla pude contar más de veinte bolsas de plástico en tan solo quinientos metros. Y eso solo en la orilla. Y eso en un solo día.
 
Ganas no me faltaban en ese momento de mandar a todos/as los/as responsables a su piso de la ciudad para que continuaran contaminando, de castigarles con un verano sin vacaciones. Pero eso fue ayer; hoy no lo haría, hoy no les dejaría sin vacaciones, hoy he comprendido que arrasar con todo lo bello que conocemos, y que se encontraba aquí antes de nuestra propia existencia, es la verdadera naturaleza del ser humano, y ya me he resignado a la misma. Mientras existamos el aire estará cada vez más contaminado, y lo mismo le ocurrirá al agua. La superficie de los bosques y de las selvas naturales disminuirá hasta extinguirse. Las diferentes especies que pueblan este planeta perecerán bajo la gran mano de nuestra civilización.
 
Por el bien de la Tierra, murámonos todos/as cuanto antes.
 

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