lunes, 9 de septiembre de 2013

Esto no es un juego

Ya es por todos/as conocido que Tokio albergará los Juegos Olímpicos del próximo año 2020. Superó a Estambul y a Madrid como ciudades candidatas, siendo esta última (la nuestra) la primera en ser descartada. Los medios de comunicación no se cansan de hablar de tongo, de que Madrid debería de haberlos organizado y de que la mayoría de su población apoyaba esta candidatura. Y yo, sinceramente, no he venido aquí a hablaros de la supuesta injusticia que se ha cometido con nuestra capital, sino de la suerte que la misma ha tenido al no haber sido castigada con el premio al que optaba. Hoy vengo a hablaros de los Juegos Olímpicos y del Medio Ambiente.
 
 
Crearemos un contexto histórico. Según dicen los 'expertos', los Juegos Olímpicos celebrados en Londres durante el verano del ya pasado año 2012 fueron los más respetuosos de la historia para con el Medio Ambiente. Hasta tal punto de que se les podían poner la etiqueta de Juegos Olímpicos verdes. Bendita infamia. ¿Cómo se le puede atribuir dicho adjetivo a tal acontecimiento? ¿Por qué infamia? Os lo explicaré encantado.
 
En la ciudad de Londres se invirtieron un total de 11.600 millones de euros para la construcción y el mantenimiento de las instalaciones. Supongo que todos/as vosotros/as, como yo, también sospecharéis que esto no concuerda demasiado con un proyecto al que se le pueda llamar ecológico. La explotación del suelo, el tremendo gasto de energía y su respectiva contaminación ambiental dan buena fe de ello. Podemos sumarle la visita de millones de turistas desde todos los rincones del mundo, con todos los residuos que generarán durante su corta estancia en la ciudad organizadora.
 
Esto ocurre cada cuatro años en un lugar diferente del mundo desde 1896 en Atenas.
 
 
No seré el primero en comparar el desastre de la central nuclear de Fukushima (Japón) con el ya conocido de Chernobyl (Ucrania). Pues bien, dentro de siete años en Tokio, una ciudad gravemente contaminada por la radiación, se celebrarán unos Juegos Olímpicos. Quizá se les debieran facilitar máscaras a los/as deportistas y a los/as turistas que poblarán la ciudad japonesa durante semanas, al igual que ya utiliza la propia población residente allí. Un factor ambiental más a tener en cuenta.
 
El último factor que me gustaría mentar puede que no se encuentre directamente relacionado con el medioambiental, pero sí con el social. Unos Juegos Olímpicos no duran menos de un mes, sino bastantes años, sobre todo para la población de la ciudad que se endeuda para poder organizarlos. En Madrid todo sería dicha y alegría mientras los mismos transcurrieran, pero posteriormente miles de personas se acordarían de ellos debido a las diferentes subidas de impuestos y a los recortes de los principales derechos sociales, en favor de las principales constructoras y de los grandes comercios. Puede que alguien justificara esta desventaja indicando que generarían abundante empleo, pero claramente el mismo resultaría precario y muy probablemente de corta duración.
 
Quienes no apoyamos los Juegos Olímpicos no quiere decir que intentemos atentar contra el deporte, pero está claro que muchas otras cosas tienen prioridad. La primera: el respeto por el Medio Ambiente.
 

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